Page 87 - Cultura contributiva en 12
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III. ¿Por qué pagamos impuestos?
Vivir en sociedad implica una serie de acciones de control que se
encaminan a la organización, integración y dirección de las voluntades
personales con el fin de lograr metas comunes y socialmente aceptadas.
Definir y alcanzar dichas metas no es un proceso sencillo, ya que
requiere afrontar los conflictos que surjan entre las personas hasta
lograr la aceptación y asimilación de las soluciones. Todo esto resulta
en hábitos, actitudes y valores que adquieren las personas al compartir
su historia y experiencia, conformando una cultura nacional.1
Este proceso social requiere del surgimiento de instituciones que
organicen el comportamiento humano a través de reglas, con el fin
principal de la supervivencia del grupo. Precisamente, una de estas
instituciones es el Estado, mismo que concentra las funciones esenciales
de seguridad, economía y desarrollo político-social enfocadas hacia el
bienestar de la sociedad, ésta la razón inicial del surgimiento del Estado
como lo entendemos hoy: una institución política que monopoliza el
poder e impone el orden e incluso la violencia, como medios de control
social.2
Pertenecer al Estado, crea una condición especial, que identificamos
como, misma que le proporciona a la persona derechos y obligaciones
derivados de sus diversos roles sociales. Adicionalmente, los ciudadanos
actúan con base en valores, como parte del debido comportamiento
ético que deben presentar en la sociedad, como afirma Rawls:
1 Beltrán Villalva, Miguel, “Funcionalismos, Estructuralismo, Teoría de sistemas”, en Giner, Salvador (coord.), Teoría Sociológica
Moderna, España, Editorial Ariel, 2003. pp. 75-94.
2 Ibidem.
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Vivir en sociedad implica una serie de acciones de control que se
encaminan a la organización, integración y dirección de las voluntades
personales con el fin de lograr metas comunes y socialmente aceptadas.
Definir y alcanzar dichas metas no es un proceso sencillo, ya que
requiere afrontar los conflictos que surjan entre las personas hasta
lograr la aceptación y asimilación de las soluciones. Todo esto resulta
en hábitos, actitudes y valores que adquieren las personas al compartir
su historia y experiencia, conformando una cultura nacional.1
Este proceso social requiere del surgimiento de instituciones que
organicen el comportamiento humano a través de reglas, con el fin
principal de la supervivencia del grupo. Precisamente, una de estas
instituciones es el Estado, mismo que concentra las funciones esenciales
de seguridad, economía y desarrollo político-social enfocadas hacia el
bienestar de la sociedad, ésta la razón inicial del surgimiento del Estado
como lo entendemos hoy: una institución política que monopoliza el
poder e impone el orden e incluso la violencia, como medios de control
social.2
Pertenecer al Estado, crea una condición especial, que identificamos
como, misma que le proporciona a la persona derechos y obligaciones
derivados de sus diversos roles sociales. Adicionalmente, los ciudadanos
actúan con base en valores, como parte del debido comportamiento
ético que deben presentar en la sociedad, como afirma Rawls:
1 Beltrán Villalva, Miguel, “Funcionalismos, Estructuralismo, Teoría de sistemas”, en Giner, Salvador (coord.), Teoría Sociológica
Moderna, España, Editorial Ariel, 2003. pp. 75-94.
2 Ibidem.
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