Page 88 - Cultura contributiva en 12
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[el] ideal de la ciudadanía impone un deber moral, no
legal, el deber de la civilidad, para poder explicarse unos
a otros respecto de estas cuestiones: cómo las políticas
y los principios por los que abogan pueden fundarse en
los valores políticos de la razón pública… los ciudadanos
deberían de ser capaces de explicarse unos a otros el
fundamento de sus acciones en términos tales que
pudiéramos razonablemente esperar que los demás las
aceptaran como consistentes con su propia libertad e
igualdad.3

Esto es, se ha colocado a la ciudadanía como una de las dimensiones
de la democracia, que apela a la integración social, la conciencia de
pertenencia a un Estado nacional y a una comunidad soldada por una
cultura y una historia nacionales.4

En este contexto, la ciudadanía implica “el derecho y la disposición
de participar en una comunidad, a través de la acción autorregulada,
inclusiva, pacífica y responsable, con el objetivo de optimizar el
bienestar público”.5

La idea del buen ciudadano se relaciona con el cumplimiento de sus
deberes y obligaciones, como la de pagar impuestos, obligación que
tiene como fin satisfacer las necesidades del grupo social, necesidades
que una persona por sí misma difícilmente podría conseguir, por
ejemplo, la construcción de calles, alumbrado público, carreteras,
escuelas, hospitales, aeropuertos, tribunales, entre otros.

3 Rawls, J. Liberalismo político, Barcelona, Crítica, 1996, p. 252, citado por Laura E. Canché Arteaga, “El niño y adolescente como
ciudadano mexicano”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado nueva serie, año XLV, septiembre-diciembre, 2012, p. 1030.
4 Touraine, Alain, ¿Qué es la democracia?, México, FCE, 1994, pp. 44 y 45, citado por Laura E. Canché Arteaga, op. cit., nota 3 p. 1031.
5 Cantú, Jesús, “Competencias ciudadanas y construcción de la democracia en México”, en Guzmán, Nora (comp.), Sociedad, desa-
rrollo y ciudadanía en México, Tec-Limusa, 2008, p. 37.

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